Hace no mucho tiempo, el diccionario era un elemento imprescindible en cualquier biblioteca, sobre todo si había niños en edad escolar en casa. Había que enseñar como buscar las palabras y disfrutar del pasar de hojas y el deslizar del dedo por encima de todos los vocablos hasta encontrar el que estábamos buscando.
Ahora mi hija de 9 años, directamente me pide la tablet para buscar, en algunos casos la definición de una palabra y en otros, la traducción de alguna expresión en otros idiomas. El diccionario lo ven como algo anacrónico, ya que a través de internet y de aplicaciones para móviles, pueden llegar no sólo a la misma información que el diccionario de papel, sino a información más ampliada, con imágenes, con sonidos, con ejemplos de uso, etc